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sábado, 1 de junio de 2019

HISTORIA CADENAS HOTELERAS




DIEGO ALMAGRO HOTELES
















El español Faustino Alonso llegó a Chile en 1962 "con lo puesto", y en poco más de 40 años ha logrado construir un imperio hotelero que factura anualmente US$ 24 millones. Porque en una industria dominada principalmente por cadenas internacionales, el contar con 27 hoteles cuyas ocupaciones están en línea con la industria -esto es, 60%- no deja de ser meritorio.


Nacido en Asturias en 1942, a los 19 años dejó a su padre y a su hermana y llegó a Santiago. Para ganarse sus primeros pesos, trabajó en una ferretería y en el Círculo Español. En la pensión donde vivía conoció a un compatriota, Odilio Álvarez, con quien hizo su primer gran negocio al comprar una fuente de soda en Gran Avenida. Ése fue sólo el comienzo, ya que a mediados de los 80 llegó a tener más de 20 locales en el centro, siendo la más conocida la pizzería Il Successo. El salto al negocio hotelero lo dio en 1988, comprando el Diego de Almagro en Antofagasta.

Hoy ya maneja 27, todos ellos de cuatro estrellas y de entre 100 y 200 habitaciones. Hombre de pocas palabras, asegura que no le interesa el lujo -de hecho, ni siquiera tiene celular y viaja en metro todos los días a su oficina-, y no se siente amenazado por la dura competencia del mercado hotelero actual. "No he tenido problemas, hay espacio para todos", afirma.

¿Sus últimas adquisiciones? Este español fue quien compró el último vestigio hotelero de los Luksic, el hotel "El Araucano" de Concepción;  abriò un Diego de Almagro en Puerto Montt, y se prepara para abrir nuevos hoteles en Punta Arenas y Valdivia, con una inversión de US$ 15 millones.

¿Cómo financia sus proyectos? Dado su perfil poco proclive a endeudarse, lo hace con capitales 100% propios, a excepción de aquellos hoteles que compra a terceros, donde va con socios, por lo general familiares. De esta manera, 8 de los 15 que tiene son enteramente suyos: los Diego de Almagro de Antofagasta, el de Calama, el del aeropuerto, el de Los Ángeles, el de la Alameda con San Martín, el de Puerto Montt y el de Concepción.

Por el momento, descarta planes de internacionalización, así como también la entrada a nuevos negocios. Su última incursión fue la fábrica de sanitarios Colina, que compró junto a su primo José Alonso tras ver un aviso en el diario y que vendió el año pasado a Fanaloza, del grupo Briones.




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