Adiós al jefe
martes, 15 de noviembre de 2011
Una de las ventajas de tener un negocio propio es que la figura del superior desaparece: el emprendedor es el dueño de su destino empresarial. Este libro ofrece ideas prácticas para montar una empresa.
¿Ganar dinero, cumplir un sueño de juventud o convertirse en el propio jefe? Lo que motiva a una persona para establecer un negocio por cuenta propia puede ser cualquiera de estas razones o una mezcla de todas. Pero el riesgo que entraña y la nada favorecedora coyuntura económica hacen recular a los potenciales emprendedores. Luke Johnson, presidente de Risk Capital Partners, columnista de Financial Times, y en la década de los 90 presidente y copropietario de PizzaExpres, vuelca en Adiós al jefe (Editorial Conecta) sus conclusiones de más de veinte años de experiencia como empresario y ofrece a aquellos que tienen en mente ser su propio jefe una guía para convertirse en emprendedor.
"Cada época trae consigo unas innovaciones que ofrecen grandes recompensas y atraen al capital riesgo", explica Johnson. Con esta afirmación el autor destierra la idea de que la actualidad no es una buena época para montar una empresa. "Nunca le sonreirá la suerte a aquel que aguarda el momento oportuno para iniciarse como empresario".
A partir de aquí, el autor habla de los comienzos del emprendedor. En los que aparece, como no, el fracaso. En concreto, Johnson habla de su propia experiencia: "En tiempos como los presentes, cuando la seguridad es lo que cuenta y hay una tremenda aversión al riesgo, puede parecer que los aspectos negativos de un fracaso son siempre peores que las ventajas de un triunfo. Sin embargo, esa actitud lleva al estancamiento, en especial para el emprendedor en ciernes, quien siempre puede optar por la salida menos arriesgada, que es aceptar el trabajo como viene. Y no soy el único que ha tenido su cuota de fracaso: todos los amantes del riesgo han pasado por problemas de uno u otro tipo".
Frank Mars, fundador de la empresa de golosinas Mars, quebró dos veces antes de dar con la fórmula de los conocidos Mars. Richard Branson, creador de la aerolínea Virgin Atlantic, "tuvo problemas financieros y un sábado se encontró en su casa con el director de Cottus Bank, que le exigía la devolución inmediata del monto total del descubierto de Virgin", cuenta el autor.
¿Qué es lo que hace seguir adelante? La ambición. Éste es el impulso, el espíritu que ha guiado todas las grandes empresas, y que hace dejar de lado las excusas que posponen la creación de un negocio. ¿Cuáles son?
Falta de capital: El eterno obstáculo de los emprendedores. Johnson aconseja acudir a los fondos propios, a la financiación institucional y a la privada, entre otras. "Nunca ha sido fácil conseguir dinero, de modo que hay que ser bueno… e insistente".
Ingresos: Un sueldo fijo a final de mes es una garantía y una razón de peso para no embarcarse en ninguna aventura empresarial. Por eso, cuando se oye la trayectoria de un emprendedor que dejó todo por su negocio causa sorpresa y admiración. "Todo lo que vale en la vida requiere un sacrificio. La otra posibilidad es dejar pasar las oportunidades y lamentarlo el resto de la vida".
Esperar la gran idea: No hace falta esperar a que venga a la mente un concepto rompedor y totalmente distinto a lo que ya existe en el mercado.
Aversión al riesgo: Es algo inherente a la creación de una empresa, pero el deseo de ganar debe ser superior.
"Nunca es el momento perfecto para iniciar el viaje, pero si alguien tiene ambición y está dispuesto a esforzarse, que no se ponga más excusas. Que salga de las trincheras y empiece a dar guerra".
Desterrar ideas
Otro de los obstáculos que frenan el espíritu emprendedor son las ideas preconcebidas acerca de los creadores de empresas. El autor de Adiós al jefe desmonta algunas de estas creencias comunes:
El dinero es la principal motivación: Según Johnson, el dinero es un modo de sumar puntos y de conseguir capital para el siguiente proyecto.
Lo que importa es la idea: Hacer que funcione esa idea, es decir, la ejecución es lo que realmente cuenta.
Los emprendedores nacen, no se hacen: Nadie está programado genéticamente para montar un negocio.
La mayoría de las nuevas empresas fracasa: El riesgo forma parte del mero hecho de emprender. Y por eso hay que saber manejarlo. Por lo general, dice Johnson, los negocios fracasan por una mala gestión, más que por causas externas.
Adiós al jefe se trata de un empujón para todos aquellos potenciales empresarios que por una causa u otra han ido aparcando su idea de tener un negocio propio. Ahora más que nunca se necesitan emprendedores.
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